martes, 23 de octubre de 2012

En un auto, 48% del precio son impuestos

Por: Christopher Erasmo Torres Jiménez


Cuando usted va a comprar carne, a cargar nafta, paga los servicios o cuando decide adquirir un automóvil, gran parte del precio no queda en manos del vendedor, sino que va a parar al Estado. La presión fiscal global sobre el producto interno bruto (PIB) casi llega a 30 por ciento, sumando la recaudación de los tres niveles: nacional, provincial o municipal. En la década de 1990, el promedio era de 20 por ciento, según el Ieral de Fundación Mediterránea. 


Sin embargo, si se analiza la carga tributaria en particular, hay productos –como el gasoil– en los cuales más de la mitad del precio son impuestos. 

El Gobierno difundió hace 10 días incentivos fiscales para ponerse al día con los tributos de la Afip mediante una moratoria, para blanquear dinero no declarado y para regularizar o incorporar personal. 

Ninguna de estas medidas tiene costo fiscal para el Gobierno. Más bien, pretende aumentar la recaudación, incorporando a segmentos que hoy no tributan. Con esto, si el cumplimiento en el pago de impuestos no decayera, aumentaría la presión del fisco sobre los contribuyentes. 

En el mundo, parte de los paquetes de políticas anticíclicas que se están implementando o están en análisis incluye la reducción de la alícuota del equivalente al IVA argentino. Por caso, el Gobierno británico lo redujo de 17,5 a 15 por ciento y España ha lanzado una serie de medidas fiscales como la supresión del impuesto al patrimonio o mayores desgravaciones del impuesto sobre la renta de personas físicas (IRPF).

Aquí, en cambio, cuando se quiso impedir una suba de precios, se optó por realizar acuerdos con los comerciantes a instancias del poco amigable secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. 

El Plan de Contingencia anunciado el jueves tampoco supone mucho esfuerzo fiscal: la Administración Nacional de la Seguridad Social pondrá al menos 7.500 millones de pesos de los fondos que manejaban las AFJP a disposición de los bancos para fortalecer el crédito. 

Pero la gran preocupación del Gobierno en fortalecer la producción de autos –producto en el que casi 50 por ciento del valor son impuestos– no se tradujo en ningún esfuerzo fiscal directo: Anses financiará hasta 31 mil pesos de un auto a un interés que rondaría el 11 por ciento anual, pero el cliente debe cancelar ese préstamo y poner la diferencia en el caso de que elija un auto por encima de ese monto. 

El titular de la Afip, Claudio Moroni, dijo la última semana que una rebaja del IVA no sería beneficiosa para el consumidor porque los empresarios no trasladan esa menor carga a los precios. Pero esto puede ser cierto para determinados productos o para determinadas situaciones macroeconómicas. En un contexto de desaceleración económica y de la inflación, el impacto de una rebaja impositiva puede ser más efectiva que en un escenario de crecimiento. No sólo para bajar los precios y, por ende, aumentar el consumo, sino también para recomponer la rentabilidad de los empresarios, que en muchos casos sufren una pérdida de competitividad. 

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